Había una vez una niña cuya madre estaba a punto de ser deportada

Había una vez una niña cuya madre estaba a punto de ser deportada

Había una vez una niña cuya madre estaba a punto de ser deportada

En cambio, se fue a vivir a una iglesia con su madre y dos hermanos.

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Dulce Carvajal es como casi cualquier otra niña de 10 años de edad. Le gusta leer y escribir, dibujar y los caballos, y jugar con sus hermanos pequeños. Es brillante y tímida y, con frecuencia, su hablar es suave. Demasiada atención la avergüenza. Las golosinas la ponen hiperactiva. Pero, a diferencia de muchas otras niñas de su edad, ella lleva los últimos seis meses de su corta vida viviendo en una iglesia con su madre y sus dos hermanos pequeños.

La familia se refugió en la Iglesia Santa Cruz en Washington Heights, conocida en inglés como Holyrood Church, el pasado mes de agosto, después de que a la madre de Dulce, Amanda Morales, le dijeran que iba a ser deportada a Guatemala. Sus tres hijos—Dulce, Daniela y David—son ciudadanos estadounidenses. Pero, cuando se encontró frente a la posibilidad de que la separaran de sus hijos mientras libraba su lucha contra los esfuerzos de la administración de Trump por deportarla, Amanda decidió llevárselos consigo al santuario.

Dulce sueña con ser escritora y cuentista. Así que, mientras forcejea con este nuevo y complejo mundo suyo, ha comenzado también a escribir su propia historia. Por las noches, sentada en la mesita de comer o al borde de la litera que comparte, ella fija sus ojos en la laptop de la familia y escribe. Escribe hundiendo las teclas en estallidos de energía concentrada y pausando ocasionalmente para reflexionar sobre su próximo pensamiento, entremedio del estruendo que es su nueva vida—su madre habla con algunos de los miembros de la iglesia, quienes se han convertido en amistades apresuradas; su hermana da vueltas alrededor de su hacinada habitación; y la pantalla de la tableta de su hermano bebé muestra sus muñequitos animados favoritos.

Aquí está la historia de Dulce, tal y como ella la cuenta a través de fotos, texto escrito y narración. Es la segunda parte de Encontrar Santuario (Finding Sanctuary), una serie de The Nation que narra el diario vivir de Amanda y sus hijos mientras se refugian del creciente panorama anti inmigrante de la actualidad. Lea el primer episodio de esta serie, “Las paredes de esta iglesia son lo único que separa a Amanda Morales de la deportación”, para aprender más sobre Amanda y sus hijos. —Laura Gottesdiener, Malav Kanuga y Cinthya Santos Briones

PARTE 1: LA IGLESIA

Había una vez una niña llamada Dulce. Ella tenía una mamá que iba a ser deportada. Todo por culpa del Sr. Trump. Él no quiere gente que no tenga papeles para Estados Unidos. Entonces, el 17 de agosto, la mamá iba a ir a la ciudad de Nueva York para una vista en el tribunal. Pero no fue, porque sabía que la iban a enviar a Guatemala.

Así que decidió irse a una iglesia el 17 de agosto con sus tres hijos llamados Dulce, Daniela y David. La mayor, que era Dulce, entendía un poquito más lo que estaba pasando, pero los más pequeños en realidad no entendían casi nada. Pero, en verdad, el más pequeño tiene 2, que es David, y la mediana tiene 8, y esa es Daniela. Así que la mediana sí entendía un poquito.

Cuando llegaron, les sorprendió que la iglesia era bastante grande y daba algo de miedo. Las mujeres que trabajaban allí les mostraron el cuarto donde se iban a quedar. Estaban contentos, pero cuando llegó la hora de que se fuera su papá, la mayor empezó a llorar porque iba a extrañar a su papá. Porque ella se emociona con facilidad y porque estaba sensible. Lloró mucho, pero las mujeres en la iglesia le dijeron que no llorara, que ella iba a estar bien. Así que se calmó y se despidió de su papá. Ella se puso muy triste. Cuando se durmieron, los niños sentían miedo, pero más que nada la mayor, porque ella realmente extrañaba a su papá y lloraba y lloraba. Ella deseaba estar de nuevo en casa con su papá. Ya llevan ahí seis meses, y las niñas mayores van a la escuela y el bebé se queda en casa con su mamá.

PARTE 2: UNA ESCUELA NUEVA

A veces, a las niñas les gusta ir a la escuela. A veces, a la mediana le gusta ir porque, a veces, hay días divertidos, pero, a veces, no le gusta ir porque no hay días divertidos. A la mayor le gusta ir porque le gusta escribir y leer y estar con sus amistades. No le gusta ir porque tienen que salir por la mañana y tienen que ir a diferentes clases para hacer matemática y eso no le gusta. Ella tiene que ir a diferentes clases porque hay estudiantes de 4º y 5º en su clase, porque la escuela tiene los grados juntos. Después de la escuela, regresan a casa y saludan a su mamá y van a un programa llamado la Escuela de Coro de Washington Heights. En ese programa, se comen una meriendita y después, a veces, van a cantar o hacen su tarea, pero si no tienen tarea, hacen proyectos. Pero los martes hay una maestra que viene y toca la flauta dulce y, a veces, otros instrumentos. Después del programa, comen mientras miran sus tabletas, entonces se van a duchar, leen un libro o miran sus tabletas. Entonces, se acuestan a dormir.

PARTE 3: EL CAMINO A LA ESCUELA

Al principio, ellas van a la escuela con una señora que viene y las busca a las 8 en punto o antes de las 7 y pico. Entonces, las niñas se despiden de su mamá. Entonces, la señora lleva primero a sus nietos y luego lleva a las niñas. Después de la escuela, las niñas ven a la señora esperando y le avisan a su maestra. La señora las recoge y ellas se van con ella a la iglesia.

Ahora, ellas van a la escuela en un bus y el bus se para frente a la iglesia. Es un bus escolar. Después de la escuela, el chofer del bus es diferente y también las deja frente a la iglesia.

PARTE 4: CÓMO SE SIENTEN EN LA ESCUELA

Dulce en la escuela a veces se siente feliz porque va a la escuela, pero a veces se siente triste porque no es como su escuela de antes porque no tiene una biblioteca y la escuela de antes de Dulce sí tenía una biblioteca. A ella le gusta ir a la biblioteca porque le gusta leer. Además, en la escuela a la que van cantan mucho y a Dulce no le gusta cantar mucho. Y Dulce extraña a sus viejas amistades.

Daniela a veces se siente nerviosa, porque a veces ella piensa que algo malo va a pasar y a veces su día no termina siendo tan bueno. Ella a veces también se siente feliz.

PARTE 5: UNA FIESTA DE SORPRESA

Ya van 3 cumpleaños en la iglesia. El primer cumpleaños fue el 22 de octubre de 2017, un domingo. El cumpleaños de Dulce. La noche antes de su cumpleaños, ella estaba decorando bolsitas de golosinas, inflando globos. Le dijo a su mamá, ¿de quién es este cumpleaños? Y ella le dijo que para este niño, y Dulce le contestó que okey. Dulce ni sabía que era para ella, porque ella pensaba que no iban a hacer nada para su cumpleaños porque su mamá no podía comprar nada para ella porque no puede salir de la iglesia y, además, su mamá dijo que no iban a hacer nada para su cumpleaños. Antes de su cumpleaños, también le hicieron el pelo, se lo alisaron y se lo secaron. Así que, en su cumpleaños, ella se puso su ropa nueva y sus zapatos nuevos, y la llevaron a McDonald’s. Ella se trajo a sus hermanos.

Entonces, ella bajó las escaleras, porque su mamá la trajo a este cuarto y la gente empezó a cantar feliz cumpleaños, cortaron el bizcocho, los niños recibieron bolsitas de golosinas, jugaron y comieron. Ah, y también hubo música, mucha música y mucha gente. Lo que a Dulce no le gustó fue que hubo mucha música, y poco espacio para tanta gente. Entonces, cuando todos habían comido bien, la familia de Dulce subió las escaleras a donde Dulce y su mamá y sus hermanos viven. Su familia habló y habló, y Dulce y sus primos jugaron juntos y también su hermana.

PARTE 6: MÁS CUMPLEAÑOS

El tercer cumpleaños fue el 10 de enero de 2018, un miércoles, el cumpleaños de David. Lo que fue gracioso del cumpleaños de David fue que cuando llegaron de la escuela, se ducharon y, mientras se duchaban, había gente preparando las decoraciones de Mickey Mouse para David. Había globos, piñata, llenaron la piñata de golosinas, había también máscaras de Mickey Mouse con palitos y bizcocho. Entonces, algunas personas vinieron y los niños jugaron cosas como jugar en las tabletas, bailar, juegos de manos y sillas musicales, escuchar música, comer comida y también comer muchas golosinas. El cumpleaños de David fue bien divertido. Fue divertido porque los niños se sintieron dueños de la fiesta, y a los niños nunca les toca mandar a los adultos.

El segundo cumpleaños fue el 29 de diciembre, un jueves, el cumpleaños de mamá. Los niños en realidad no lo pudieron celebrar porque no estaban aquí, estaban con su papá. Pero, en la iglesia, Dulce piensa que hicieron algo para su cumpleaños.

PARTE 7: ¿QUÉ PASARÁ AHORA?

Ahora, Dulce va a hablar sobre si piensa que su mamá va a conseguir los papeles para Estados Unidos. Lo que Dulce piensa es que su mamá va a conseguir los papeles para Estados Unidos. Porque lo que Trump está haciendo no es justo, deportar gente que no tiene papeles para Estados Unidos como la mamá de Dulce. Dulce quiere que su mamá consiga los papeles para Estados Unidos porque no quiere vivir encerrada en la iglesia. Así que, Dulce espera que haya buenas noticias de que su mamá consiga los papeles para Estados Unidos. Si su mamá consigue los papeles para Estados Unidos, Dulce quiere viajar por todos lados. Ella quiere viajar a Florida para ir a Disneylandia y quiere más lugares a donde ir también.

Este es el segundo episodio de una serie en curso sobre Amanda Morales, sus hijos y su vida en santuario. Los autores han seguido su historia desde agosto, después de conocer a Amanda a través de activistas de derechos de inmigrantes (divulgación íntegra: la fotógrafa Cinthya Santos Briones está casada con uno de los fundadores del Movimiento Nuevo Santuario), y han presenciado momentos tanto felices como difíciles, de desesperación y resiliencia, de frustración y esperanza. El próximo episodio tratará sobre la historia de la migración de Amanda a Estados Unidos y su lucha legal por permanecer aquí.

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